domingo, 13 de septiembre de 2015

La Marquesa de Llano según Rafael Mengs y el Marqués de Molíns


La Marquesa de Llano por Mengs (detalle).
La Marquesa de Llano retratada por el gran pintor neoclásico Antón Rafael Mengs se llamó, en realidad, Isabel María Parreño de Arce y Valdés (1751-1822) y fue natural de La Roda y de orígenes familiares albaceteños. Este famoso retrato inspiró, asimismo, una curiosa anécdota que, en su novela “La Manchega”, habría de referir el Marqués de Molíns, quien estaba, por cierto, lejanamente emparentado con nuestra Marquesa.

1.- DATOS FAMILIARES DE LA MARQUESA DE LLANO. El abuelo materno de la Marquesa de Llano sería el rodense JUAN ISIDORO DE ARCE Y AYALA, quien tendría entre otros descendientes, un hijo llamado José Joaquín y una hija llamada  María Jesús, ambos apellidados “de Arce y Valdés”.

La Marquesa de Llano por Mengs, 1770.
El primero de ambos retoños, JOSÉ JOAQUÍN DE ARCE Y VALDÉS, sería padre de MARÍA JOAQUINA DE ARCE Y LARA (1759-1848), futura esposa del albaceteño Fernando Carrasco y Rocamora. Ambos cónyuges habrían de ser, con el tiempo, abuelos de un ilustre descendiente, que brillaría en el mundo de la diplomacia y las letras decimonónicas: Mariano Roca de Togores y Carrasco, Marqués de Molíns. Precisamente, el insigne autor romántico albaceteño se inspiraría en su abuela María Joaquina de Arce para componer el personaje principal de su novela “La Manchega” y, asimismo, convertiría a su abuelo Fernando Carrasco y Rocamora en “el Calatravo”, esposo de la protagonista en la citada novela. [1]

Por la otra rama familiar de Juan Isidoro de Arce, nos encontramos con que su hija MARÍA JESÚS DE ARCE Y VALDÉS se desposaría con Martín Parreño Chaves, mayorazgo de la Puebla de Don Fadrique (Granada), naciendo de esta unión como única hija ISABEL PARREÑO DE ARCE Y VALDÉS, futura Marquesa de Llano y auténtico tema central de nuestro artículo.

Patio de la casa solariega de Valtenebroso.
Así, en las alambicadas ramificaciones de este árbol familiar, comprobamos que la “Manchega” María Joaquina de Arce, abuela del Marqués de Molíns, sería prima hermana de Isabel Parreño de Arce, Marquesa de Llano, al ser ambas descendientes de su común abuelo, el rodense Juan Isidoro de Arce.

Al margen de estos antepasados comunes entre la Marquesa de Llano y el Marqués de Molíns, nuestra protagonista tuvo otro vínculo familiar albaceteño. En efecto, la Marquesa de Llano era, por vía de su abuela materna, descendiente de los titulares del Señorío de la Villa del Cerro, sito en el paraje de Valtenebroso, dentro del término municipal de La Roda. [2]

Precisamente, por esta última vinculación familiar, fue en la capilla privada de la casa solariega de Valtenebroso donde, en 1751, habrían de celebrar sus desposorios los padres de la Marquesa de Llano, Martín Parreño y María Jesús de Arce. [3]

2.- DATOS BIOGRÁFICOS DE LA MARQUESA DE LLANO. Nacida en La Roda en 1751 y fallecida en 1822, Isabel Parreño ostentó diversas distinciones sociales, como, por ejemplo, pertenecer a la Real Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV. [4]

El Marqués de Llano por Grassi, 1790.
En 1770, Isabel Parreño contrajo matrimonio en La Roda con José Agustín de Llano y de la Cuadra (1722-1794). Proveniente de una familia de la alta burguesía vizcaína, José Agustín de Llano era sobrino de Sebastián de la Cuadra y Llarena (quien fuera Secretario de Estado durante el reinado de Felipe V). Fue este primer cónyuge de nuestra protagonista ministro plenipotenciario del Ducado de Parma en 1771-1774 y, posteriormente, embajador en la corte vienesa durante el período 1785-1794. Asimismo, fue creado primer Marqués de Llano en 1772, nombrado Secretario del Consejo Supremo de Estado, Caballero de la Orden de Santiago, etc. De este matrimonio, nacieron, al menos, dos hijos varones: Fernando y José Agustín de Llano y Parreño. [5]

En 1799, a los cinco años de haber enviudado, Isabel Parreño habría de contraer segundas nupcias con el asturiano Fernando Queipo de Llano y Bernaldo de Quirós (1758-¿1831?), Oidor de las Reales Audiencias de Manila y de Sevilla, Gentilhombre de Cámara del rey Carlos IV, hijo del V Conde de Toreno, etc. No hubo descendencia de este segundo matrimonio de nuestra protagonista.

3.- LA PROTECCIÓN AL ABATE JESUITA JUAN ANDRÉS Y MORELL. Por diversas fuentes, tenemos constancia de que durante su estancia en el extranjero los Marqueses de Llano cultivaron diversas inquietudes artísticas y se convirtieron en mecenas de, al menos, un escritor, un pintor y un compositor, de los que en seguida daremos cuenta.

El abate Juan Andrés y Morell.
Para empezar, durante sus años en Parma, nos consta que la Marquesa debió de ejercer algún tipo de protección respecto del  jesuita alicantino Juan Andrés y Morell (1740-1817), que había tenido que abandonar España a consecuencia de la expulsión de los jesuitas decretada por Carlos III en 1767. En su exilio italiano, el abate jesuita fue designado Prefecto de la Biblioteca del Ducado de Parma, Director de la Universidad de Pavía por el emperador austríaco, etc.

El abate Juan Andrés alcanzó gran reconocimiento con su obra “Dell’Origine, progressi e stato attuale d’ogni letteratura” (Parma, 1782-1799), con la que se le atribuye la creación de la Historia comparada de la literatura.

Dentro de su prolífica obra, en 1793 publicó “Dell’origine e delle vicende dell’arte d’insegnar a parlar ai sordi e muti”, cuya traducción al español se publicó al año siguiente con el título de “Carta del Abate Don Juan Andrés sobre el origen y las vicisitudes del arte de enseñar a hablar a los mudos sordos”. La edición española está dedicada “A la Exma. Doña Isabel Parreño, Arce, Ruiz de Alarcón y Valdés, Marquesa de Llano, Embaxadora de España en la Corte de Viena…”y el texto está formulado como una carta del abate a su protectora, iniciándose de la siguiente guisa:

“Sí, Exma. Señora, así es ciertamente como he tenido, el honor de decir á V. E. las maravillas que se ven ahora en las escuelas de Viena, de Paris y de otras ciudades, se han visto mas ha de dos siglos en España, y el arte de enseñar á hablar á los mudos, de que ahora se jactan los franceses, atribuyendo la gloria á su abate l'Épée, reconoce á los españoles por sus primeros inventores y maestros”.

4.- RETRATOS DE LOS MARQUESES DE LLANO POR MENGS. Prueba de la afición a la pintura manifestada por el matrimonio del marqués de Llano y su esposa es que conocemos sendos retratos individuales de ambos a cargo de prestigiosos pintores europeos.

Autorretrato de Antón Rafael Mengs, 1775.
Así, en el Museo Belvedere de Viena se conserva un poco conocido retrato del “Marqués de Llano, el embajador español en Viena”, fechado en torno a 1790 y realizado por el pintor austríaco Josef Mathias Grassi.

En cuanto a Isabel Parreño, sabemos que fue objeto de un espléndido retrato a cargo de Antón Rafael Mengs, pintor de cámara de la alta sociedad y la realeza.  Este “Retrato de la marquesa de Llano, doña Isabel de Parreño y Arce” debió ser realizado en Parma, donde el primer marido de la marquesa ejercía como ministro plenipotenciario de Carlos III. La obra se ejecutaría, por lo tanto, en torno a 1770, cuando la retratada se hallaba recién casada y contaba con unos dieciocho años de edad.

En este retrato, la protagonista es representada en un traje popular que, al parecer, había causado sensación durante el carnaval de Parma.  Seguramente, Isabel Parreño debió usar este vestido en algún baile de disfraces o mascarada, tal y como parece indicarnos el antifaz que sostiene en su mano derecha.  Este atuendo, supuestamente, debía representar una versión lujosa del vestuario popular de la tierra manchega de nuestra protagonista. No en vano, se ha conocido este cuadro, a veces, como “la maja de Mengs”.

Supuesto retrato de la Marquesa de Llano por Mengs.
El lienzo fue donado en 1824 por el segundo esposo de la Marquesa a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se conserva en la actualidad. El retrato de Mengs fue, además, grabado en dos ocasiones: en 1792 por Manuel Salvador Carmona y en 1885 por Bartolomé Maura. [6]

En el Rijksmuseum de Amsterdam se conserva otra copia de este retrato realizada por el mismo Mengs,  de menores dimensiones y, al parecer,  destinada al cuñado de la marquesa, Sebastián de Llano y de la Cuadra, conde de Senafé y diplomático que, en sus últimos años, ejerció como embajador español en La Haya.

Junto a estas líneas, reproducimos, asimismo, un retrato oval atribuido a la escuela de Mengs, que representa a una dama en traje de maja y con careta en la mano. En virtud de estas similitudes aunque sin ninguna base documental, se ha sugerido que podría tratarse también de un nuevo retrato de  nuestra Marquesa de Llano. [7]

José Nicolás de Azara por Mengs, 1774.
En relación con estos retratos de Isabel Parreño a cargo de Mengs, parece relevante mencionar aquí la íntima amistad del  Marqués de Llano con el diplomático y mecenas de las artes José Nicolás de Azara (1730-1804). Como es sabido, Azara fue protector y amigo personal del pintor Mengs y prueba magnífica de ello es el retrato que el artista hizo de su mecenas en Florencia, en 1774, hoy conservado en el Museo del Prado. Asimismo, como fruto de esta amistad, Azara dedicó un estudio a la obra del pintor, titulado “Obras de D. Antonio Rafael Mengs, Primer Pintor de Cámara del Rey” (1780).

No sería de extrañar que Azara hubiera intercedido para que Mengs retratara a sus amigos el Marqués de Llano y su esposa, coincidiendo con la estancia italiana del artista en el período 1769-1774. En su estudio sobre Mengs, por cierto, Azara ofrece un catálogo de obras del pintor, entre las que incluye:

“Dos quadros iguales repetidos con el retrato de cuerpo entero de la Marquesa de Llano vestida de Mascara en trage de Maja”, “Otro de medio cuerpo de la misma Señora” y “Otro retrato de D. Joseph Agustín de Llano y La Quadra, Marques de Llano. Quedó sin concluir el ropage”.


5.- LA “COSA RARA” POR VICENTE MARTÍN Y SOLER. Al parecer, como esposa del embajador español en la corte vienesa, Isabel Parreño habría de auspiciar el traslado a la capital austríaca del compositor Vicente Martín y Soler (1754-1806), a quien habría conocido durante su estancia en el norte de Italia.  Se convirtió, así, nuestra protagonista en protectora de Martín y Soler durante la época vienesa del músico valenciano (1785-1787).

El compositor Vicente Martín y Soler.
En 1786, Martín y Soler estrenó en Viena su ópera “Una cosa rara”, que alcanzó un rotundo éxito, por encima de la repercusión de “Las bodas de Fígaro”, ópera de Mozart estrenada en aquel mismo año en la misma capital austríaca. Ambas óperas, por cierto, se basaron en libretos del italiano Lorenzo Da Ponte, quien escribiría para Martín y Soler, Salieri y Mozart, entre otros músicos vieneses de la época.
En sus Memorias, el libretista Daponte refiere que, con la elección de un tema español para “Una cosa rara”, pretendía honrar la tierra nativa de la benefactora de Martín y Soler, que no era otra que la embajadora española Isabel Parreño. [8]

Al parecer, la Marquesa aportó algunos vestidos de “mancheguita” a la representación de esta ópera y fue tal la popularidad de la obra que las damas comenzaron a vestirse “alla Cosa Rara”, es decir, al estilo de los personajes de la trama. El libretista Da Ponte recuerda en sus Memorias la resonante popularidad de “Una cosa rara” y el efecto que ésta tuvo en la moda femenina del momento: “Las señoras principalmente, no querían sino ver « La cosa rara », y vestirse a la manera de « La cosa rara »”. [9]

Portada de "La Manchega".
6.- EL RETRATO LITERARIO DEL MARQUÉS DE MOLÍNS. El último eslabón de este encadenamiento de consecuencias artísticas, iniciado por el traje popular lucido para el baile de máscaras por nuestra marquesa, nos lleva a la novela “La Manchega”. En esta obra de 1873, el marqués de Molíns, quien, como ya se ha dicho, estaba emparentado con nuestra protagonista, narra una sabrosa anécdota familiar por boca de “el Calatravo”, trasunto literario del abuelo del propio autor. 


 La historia refiere el curioso suceso de cuando la Marquesa de Llano bailó su primer minueto con el emperador austríaco José II y éste estuvo gran rato contemplándola y admirando su traje. La historia es contada por “el Calatravo” a su hija, “la Condesica” en un paseo en galera en el que evoca las tradiciones familiares (no en vano, se incluye este episodio en el capítulo XI titulado “La familia del Calatravo”).  Esta breve estampa literaria ofrece un chispeante destello del idealizado carácter femenino loado por el Marqués de Molíns y, a la vez, una versión literaria del retrato realizado por Mengs un siglo antes de la novela “La Manchega”:


 
Elegant Company in Masque Costume por Lorenzo Tiepolo, 1776.
“Y así, de discurso en discurso y de repelón en repelón, caían siempre en el amor de la patria, y de la familia, y del linaje, que es la pasión predominante en la gente manchega. Eran de oír las tradiciones que refería de su parienta sor Rafaela Valiente, ejemplar religiosa de Sisante; luego les contaba de su tía Doña Isabel Parreño, que llegó a ser el ídolo de la corte de Viena, fresca aún allí la memoria de la gran María Teresa.[10] Les pintaba el buen viejo, como si lo viera, de qué modo se presentó una noche en los imperiales estrados con un traje que a todos enamoraba y que nadie conocía. Cuando entró, el maestro de ceremonias anunció en alta voz: “Su Excelencia la Marquesa de Llano, Embajadora de España”. Cuando bailó el primer minué, con el Emperador José II, éste estuvo buen rato contemplando aquella graciosa española, la montera de terciopelo en la cabeza con una roja escarapela y un clavel al lado, redecilla caída a la espalda, el jon o jubón de raso blanco con bocamangas y alamares negros, negro también de terciopelo el chaleco y realzado todo con botones de filigrana, y el delantal negro de sarga, y zagalejo de paño de seda blanco con faralá de seda negra en ondas, y la media, y el zapato, y el pie, tan finos, que ni hechos a torno. Preguntóle su Majestad Imperial de qué era su traje, y ella contestó: “de Mancheguita”, con cierto aire, como si dijera: “de Emperatriz”.
— Cuando vayas a Madrid, — añadía el buen Calatravo, — puedes ver su retrato y el traje  en la Academia de San Fernando, maravillosamente pintado por Rafael Mengs”.


[1] Ambos abuelos maternos del marqués de Molíns, el Conde y la Condesa de Villaleal, serían objeto de sendas semblanzas en el ya clásico repertorio biográfico de “Hombres ilustres de la provincia de Albacete”, publicado por Andrés Baquero Almansa en 1884.
[2] Señorío vinculado al apellido “Valdés”. La madre de la Marquesa de Llano fue descendiente de los Señores de la Villa del Cerro. El parentesco con la Marquesa de Llano sería el siguiente: Diego de Valdés Girón y Araque, III Señor de la Villa del Cerro y lugar de Valtenebroso, fue padre de Francisca de Valdés Fernández de Córdoba, quien casaría con Juan Isidoro de Arce y Ayala. De este matrimonio nacería María Jesús de Arce y Valdés, madre de la Marquesa de Llano.
[3]Las imágenes de Valtenebroso que reproducimos junto a estas líneas proceden del blog: http://blogdepedrojosejaen.blogspot.com.es/2011/10/valtenebroso-la-roda.html
[4] Según la siguiente fuente http://geneall.net/es/name/984538/isabel-maria-parreno-arce-y-valdes/ , la Marquesa de Llano se casó en 1744 con Agustín Valdés y Castro. Este dato no puede ser exacto, habida cuenta de que los padres de la Marquesa de Llano contrajeron matrimonio en 1751.  Ver al respecto nota 62 de https://es.wikipedia.org/wiki/Condado_de_Toreno
[5] Fernando de Llano y Parreño (1774-1812) y José Agustín de Llano y Parreño (1775-1843) fueron II y III marqueses de Llano respectivamente. Al parecer, hubo otros dos hijos más de este primer matrimonio Sebastían y Martín de Llano y Parreño. Ver nota 62 de https://es.wikipedia.org/wiki/Condado_de_Toreno Datos sobre la familia de este primer cónyuge de la Marquesa de Llano en: https://en.wikipedia.org/wiki/Sebasti%C3%A1n_de_la_Cuadra,_1st_Marquis_of_Villar%C3%ADas y también en http://www.euskalnet.net/laviana/gen_bascas/llano.htm
[6] La leyenda del grabado de 1792 dice así: “La Excma Sra Doña Isabel Parreño Arce Ruiz de Alarcon y Valdes: esposa del Excmo Señor Marques de Llano, Gran Cruz de la Orden de Carlos III, Caballero de la de Santiago, Consejero de Estado, Embaxador del Rey cerca del Emperador, retratada en la edad de 18 años en trage de mascara / por el celebre Mengs; y grabada por Dn. Manuel Salvador Carmona, grabador de Camara de S.M. del Rey de Francia y Director en la Real Academia de San Fernando; Año de 1792”.
[8] Cito según la traducción al ingles de Elisabeth Abbott, publicada en 1929: “Meantime, as a favor to both him and the Spanish Ambassadress, his patroness, I had thought of choosing a Spanish subject, the which was mightily pleasing to Martini and to the Emperor himself, for I had confided my secret to him, he altogether approving” (p. 166).
[9] En la traducción inglesa antes citada:  “The ladies in particular, who could see nothing but the Cosa rara and dress only in the styles of the Cosa rara” (p. 171).
[10] Se refiere a María Teresa I de Austria (1717-1780).